LA ESCUELA CON JESUS. Consideremos algunas de sus características:
- La pedagogía de Jesús está centrada en su persona y en su mensaje: El es el Camino, la Verdad y la Vida. Nos enseña una verdad que nos hace libres. Es el Maestro-Amigo.
- La Escuela de Jesús es una escuela de amor. Jesús antes de hablar se hace amigo, comprende a la persona, la conoce, la ama, la ayuda. Jesús espera una respuesta de amigo. La manera de enseñar Jesús no es simplemente hablando, sino comunicando amor. Y eso fue lo que movió a los discípulos a quedarse con El. La primera llamada de Jesús al discípulo es a estar con El, a permanecer en Su amor, a ser amigo (cf. Mc 3,14; Jn 15). Haciéndose Su amigo se puede aprender lo que El enseña.
- La Escuela de Jesús se hace siempre en comunión. En comunión del discípulo con el Maestro y del Maestro-amigo con el discípulo. Es una comunión en la que Jesús hace que los discípulos entren en comunión con los hermanos. Su escuela no la realiza con cada persona aisladamente, sino que la realiza en familia, en comunión, en Iglesia.
- Llamó a los discípulos para enseñarles lo que les sirviera para vivir y para servir a los demás: es una Escuela para la Misión. Cada persona se hace discípulo con el fin de "hacer discípulos" para Jesús.
- Jesús, con los Apóstoles y los demás discípulos hizo un camino con diversos pasos. Era una pedagogía de amor continuo, no les enseñaba sólo a ratos, sino que toda la vida era de enseñanza, aprendizaje, discipulado. Es una escuela permanente, continua.
- Es un camino que nos llevan a ser discípulos y hacer discípulos para El. Dentro de nuestra Formación Misionera recorremos ese camino : hacemos nuestra Escuela con Jesús. Para ello, damos cuatro pasos en las cuatro áreas de la formación misionera: Catequesis Misionera, Espiritualidad Misionera, Proyección Misionera y Vida de Grupo o comunión misionera.
- El primer paso, en esta Escuela con Jesús, es "escuchar la Palabra" para comprender la misión. Por ello, lo llamamos catequesis misionera.
- El segundo paso, es "vivir" la Palabra, renovando nuestra vida al estilo de Jesús; nuestro corazón, sentimientos, actitudes, opciones misioneras. Por eso, lo llamamos espiritualidad misionera.
- El tercer paso, busca ayudar a poner en práctica la Palabra "haciendo discípulos para Jesús", enseñando lo que hemos aprendido de El, a través del testimonio, el anuncio del Evangelio y los servicios misioneros. Por eso, lo llamamos Proyección misionera.
- El cuarto paso, aplica comunitariamente la Palabra, haciéndose "uno, en El, para que el mundo crea" (Jn 17, 21). Se trata de fortalecernos como Comunidades Eclesiales Vivas Dinámicas y Misioneras. Por eso, lo llamamos vida de grupo, o comunión misionera.
Con estos cuatro pasos nos proponemos acompañar al niño a realizar un proceso cíclico que lo va configurando como verdadero misionero. Comienza "escuchando" la Palabra, pasa a "vivirla" personalmente, hace la "proyección misionera" correspondiente y refuerza su "comunión para la misión". Luego, comienza nuevamente los cuatro pasos, como el buen discípulo que escucha, pone en práctica la Palabra y hace discípulos para Jesús.
- La Palabra de Dios es fundamental en cada uno de los pasos: o se escucha en la catequesis; o se vivencializa en el paso de espiritualidad; o es puesta en práctica y comunicada con servicios misioneros en el tercer paso; o es asumida en el cuarto paso como fuente o como fruto de la comunión misionera. La esencia y vivencia de la Palabra es fundamental durante todo el proceso.
- Jesús lleva al compromiso desde el principio: compromiso de escuchar y comprender bien la Palabra para ser buen discípulo. Compromiso de colaborar en la transformación que Dios quiere realizar en su propia persona. Compromiso de servir a los demás como misioneros, con testimonio, palabras u obras. Compromiso de vivir en familia-Iglesia, en comunión misionera. Son los elementos que siempre se conjugan y se integran en su pedagogía de amor.
Será necesario atender siempre a las circunstancias y posibilidades concretas de cada comunidad. En todos los casos, estamos llamados a sintonizar y colaborar con ese proceso cíclico de la pedagogía de Jesús. Eso siempre lo podremos lograr con base en la luz y fortaleza que nos dé Jesús por su Espíritu Santo. El es el protagonista de la misión y de la formación de sus misioneros.
Una manera de acompañar este proceso formativo misionero es la de dar un tiempo determinado, por ejemplo una semana, a cada uno de esos cuatro pasos. Una semana para el primer paso de la catequesis misionera; otra para el paso de la espiritualidad misionera; otra para la proyección o servicio misionero; y otra para reforzar la comunión misionera. De este modo, la formación será un proceso continuo a lo largo de todo el año. El Encuentro (semanal o periódico) será el punto de llegada y un nuevo punto de partida en la Escuela con Jesús. Cada encuentro será distinto del anterior, por cuanto se trata de un paso nuevo en el discipulado: uno será en forma de catequesis; el siguiente será más bien una celebración o una dinámica de sensibilización que haga profundizar la espiritualidad misionera; el tercero será para preparar un servicio misionero y realizarlo; el cuarto será una revisión evangélica de vida, una fiesta misionera, un paseo, etc., para reforzar la comunión misionera.
Así, la formación que los niños reciben en la Infancia Misionera complementa la formación que les ofrece la familia, la escuela y la parroquia. Con ella se logra que los niños crezcan en su espíritu misionero universal y sean misioneros en su familia, en su escuela, en su comunidad y para el mundo entero.
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